Manifiesto

En el 2013, TSP entra en un periodo de renovación y reestructuración interno, pero permanece en espíritu con las inquietudes que siempre lo han caracterizado, estableciendo una nueva forma de trabajar a través de un organigrama horizontal con responsabilidades cambiantes, involucrando a todos sus miembros en el proceso de creación integral. Una dinámica en la que los actores trabajan su propio vestuario y exploran el espacio, donde los llamados “creativos” proponen y participan en escena, donde el autor escribe en función de lo que observa en el laboratorio, en la que, en resumidas cuentas, renunciamos a los roles tradicionales impuestos por un sistema que muchas veces nos limita a nuestro campo de especialización.

Después de largos años de prácticas, de dudas, de cuestionamiento sobre la función social del quehacer artístico, sobre el devenir del trabajo en colectivo, hemos llegado a la conclusión de que ésta es la única manera de generar un compromiso colectivo pleno, más allá de las responsabilidades individuales que solemos asumir en nuestras áreas de especialización respectivas. Esta metodología persigue la idea de un acontecimiento escénico experiencial en el que todas y todos puedan sentirse integrados, no solamente los hacedores, sino también los que habitualmente observan. Porque si pretendemos renunciar a la tradicional repartición de tareas – a la división del trabajo diría Marx – en función de las oportunidades, del azar o incluso del propio límite de nuestras habilidades personales (límite que también debe ser cuestionado), sería contradictorio acantonar al espectador en su papel de observador pasivo. Nos anima el deseo de construir plataformas de reflexión, e discusión, de convivio, de experiencia con los espectadores. Esta nueva filosofía ya tuvo resultados con la creación colectiva Utopya y sirvió de aprendizaje para delinear el nuevo perfil de TeatroSinParedes.

Otra de las intenciones es asentar a TSP como una plataforma para otros artistas, en su mayoría emergentes, con los cuales encontramos una profunda coincidencia. Jóvenes autores, directoras, directores y actores recién egresados, todo en un espíritu de intercambio, de vasos comunicantes, para reactivar el diálogo que tanta falta le hace a nuestro teatro y a nuestra sociedad.

Basado en estos fundamentos, TSP sigue cuatro ejes estéticos y poéticos motores: Resignificación, reciclaje, movilidad y diversidad. Resignificación, porque nos interesa dialogar con el pasado y con nuestros propios discursos, y resignificar en el presente lo que pertenece a lo que ya fue: eterna voluntad y necesidad palimpsesta de dialogar con los fantasmas. Reciclaje, porque estamos conscientes del uso desmedido de los medios de producción y de la necesidad de reutilizar lo que supuestamente ya no sirve – tanto ideas como objetos – insertándolos en nuevos ciclos creativos que actualicen los usos y significados de lo que ya fue construido. Movilidad, porque estamos convencidos que debemos salir a construir la realidad, buscando y promoviendo nuevos espacios, nuevas ideas y nuevos públicos. Si el movimiento implica cambio, y si el arte es un arma para la transformación, debemos salir en búsqueda de los públicos más que esperar su llegada y privilegiar la movilidad de nuestras creaciones desde su conceptualización. Diversidad, porque queremos fomentar el diálogo con todos los sectores de la sociedad, y no solamente con el público cautivo, y por lo tanto queremos desarrollar proyectos dirigidos no a “todo público”, sino a todos los públicos – incluyendo los que no asistan al teatro -, sin renunciar a los espacios escénicos tradicionales.

Habiendo definido estos ejes, y a sabiendas de que cada proyecto implicará un nuevo reto, estamos convencidos de que las cotas que surjan a partir de estas directrices nos ayudarán a dibujar nuevos horizontes y posibilidades creativas.

Si bien es imposible negar que vivimos en un mundo fragmentado, reventado, hecho triza, nosotros creemos que el arte debe asumir una misión y una función esperanzadora, civilizadora. Que debemos ir más allá de la constatación del fracaso de la humanidad e intentar construir algo sobre las ruinas de la desolación. Hoy, más que nunca, le toca al teatro y a las artes escénicas intentar remendar lo que está destruido.

Nos espera una ardua labor, no cabe duda. Hay mucho que reconstruir: el llamado “tejido social”, para empezar. El derecho de soñar y la esperanza misma. Y para ello, los artistas debemos renunciar a nuestros espacios privilegiados, salir de los cómodos guetos en los que se han convertido nuestros teatros. Debemos salir de los recintos tradicionales, diversificar los públicos con los cuales queremos dialogar, los espacios en los que nos presentamos, el contenido mismo del diálogo que propiciamos, de los discursos que vinculamos…

Tarea titánica, sin lugar a duda, de la cual es urgente dar los primeros pasos y consolidarlos.

TSP divide su actividad en tres ejes fundamentales:

  1. Creaciones escénicas.
  2. Teatro Social.
  3. Proyecto editorial.